lunes, 2 de febrero de 2009

EL MILAGRO DE LA MUERTE


Eluana Englaro es una mujer unida a una máquina de alimentación e hidratación artificial desde hace 17 años. La causa fue un trágico accidente de tráfico que la enclaustró en un estado vegetativo irreversible.
Casi dos décadas después, el Tribunal Supremo ha dictado sentencia: desconectar a Englaro y acabar con su agonía. Las reacciones del Vaticano y la Iglesia Católica italiana han sido de rechazo e ira contra el dictamen. Javier Lozano, ministro de Sanidad de la Santa Sede ha declarado que quitar agua y comida a una persona sólo significa una cosa: matarla deliberadamente.
Es más, Alfredo Mantovano, secretario de Estado de Interior, ha considerado el suceso de Eluana como "la primera condena a muerte vista en Italia desde 1948".
A todo ello hay que sumar que un exaltado grupo católico ha intentado detener el paso de la ambulancia que desplazaba a la mujer hasta su tierra natal. El desagradable episodio se ha desarrollado entre gritos de “Eluana, despierta”.
A pesar de las fervientes oposiciones, Englaro comenzará a recibir el tratamiento sanitario en un par de días. La muerte debería llegarle en tres semanas, y se le suministrarán sedantes hasta el último momento, según ha explicado el neurólogo que lleva el caso de Eluana.
Por encima de cualquier ideología religiosa, debería primar el respeto por la decisión que la familia ha tomado tras 17 años de infructuosa espera.





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