miércoles, 14 de enero de 2009

Amor y Alma











Eros y Psique’. La razón por la que el amor y el alma van siempre unidos.
Un rey tenía tres hijas, la más pequeña de espectacular belleza. Su nombre era Psique (Alma, en griego) y era envidiada por la diosa Afrodita. Hasta tal punto llegaron los celos de la deidad que envió a su hijo Eros para que, en forma de monstruo, acabara con ella.
Las hermanas mayores de Psique ya habían contraído matrimonio, por ello, el padre consultó el Oráculo para averiguar cuándo se casaría su hija menor. Con amargura escuchó que debía abandonarla en la cima de una montaña vestida con galas nupciales porque el Destino había determinado que Psique sería la esposa de un monstruo horrible.
A pesar del dolor de la familia el rey hizo lo que el Oráculo había determinado. Al anochecer abandonó a su hija esperando el fatal desenlace. Sin embargo, cuando llegó la noche, el viento la transportó a un jardín donde se levantaba un palacio de oro.
Una vez dentro, una voz le dijo “estás en el lugar donde serás amada, y tus deseos cumplidos”.
Horas más tarde, su misterioso esposo acudió para ejercer sus derechos conyugales. Psique, a pesar de conocer la naturaleza de su marido no sintió rechazo, por el contrario, una extraña dulzura se apoderó de ella durante toda la noche. Sin embargo, él no permitió que le tocara el rostro. Cada velada se amaban y al despuntar el día su esposo se marchaba sin ser visto.
Pasaba el tiempo y Psique no pudo resistir la tentación. Una noche encendió un candil y observó como su esposo, que dormía profundamente junto a ella, era el ser más maravilloso de la creación. No había rastro de deformidad. Al acercarse para acariciarlo cayó sin querer una gota de aceite y su marido despertó. Eros, el hijo de Afrodita enviado para matar a Psique, se enamoró perdidamente de ella al verla y no pudo llevar a cabo la ejecución ordenada. “No puede haber amor sin confianza”, fueron las últimas palabras que su marido pronunció antes de desaparecer.
Psique se encontró de nuevo en la cima donde su padre la abandonó, vagó desesperadamente por ella llorando por su amor perdido. Eros pronto la perdonó y pidió clemencia para ella ante Zeus. El gran dios aceptó las disculpas al ver el gran amor que los unía.
Psique fue llevada por Eros al palacio del Olimpo donde comió ambrosía y bebió el néctar, convirtiéndose así en inmortal. La boda se celebró, y en ese momento quedaron unidos para siempre el amor (Eros) y el alma (Psique).





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