martes, 13 de enero de 2009

Una diosa de plástico

Hoy, vamos a revelar los secretos de una diosa diferente. Divinidad de mujeres y fantasía de hombres. Como todas las deidades, inviable para los mortales pues su cuerpo sólo sirve para deleitarse visualmente.
Melena rubia, ojos rasgados, nariz pequeña y boca sensual. Piel inmaculada, medidas inalcanzables, cintura de avispa y piernas kilométricas. Esta descripción envidiable corresponde a una diosa de 50 años, Bárbara Millicent Roberts, más conocida como Barbie.
El próximo febrero, la semana de la moda de Nueva York será el escenario del 50 aniversario de la muñeca. Para la celebración, el mismo número de diseñadores la obsequiarán con un vestido exclusivo ideado para ella.
Algunos de estos diseños se muestran en la quinta planta del Corte Inglés de Alicante. La exposición recoge la evolución de los vestidos durante cinco décadas: Desde el primer modelo, un traje de baño de 1959 con estampado de cebra y edición limitada, pasando por el lujo en las vestimentas de las décadas 60 y 70 hasta los diseños más actuales.
Modelos tan peculiares como el de una Barbie hecha con chocolate puro y oro son el reclamo de muchos curiosos, el penetrante olor a cacao muestra su singularidad.
Cifras desorbitadas giran alrededor del mito rubio, es el caso del prototipo de la Barbie Diamante cuyo precio alcanza en el mercado más de 60.000€.
A pesar del glamour y la fantasía que envuelve a la muñeca, no todo han sido elogios para ella. En numerosas ocasiones, enfermedades como la anorexia o la bulimia han planeado a su alrededor.
De hecho, un estudio británico publicado en el dominical Sunday Times, aseguró que muchas niñas pueden sufrir trastornos alimenticios después de jugar con muñecas Barbie. Según el artículo, este icono de moda extiende unos cánones de belleza que provocan en las pequeñas insatisfacción con su cuerpo desde edades muy tempranas.
Cinco décadas han pasado desde que en 1959 Ruth Hander diseñara una muñeca con la que su hija, cansada de jugar con bebés de plástico, pudiera simular situaciones de la vida real.
El repertorio de complementos y gusto por la moda que la musa llevaba consigo revolucionó la industria juguetera. Inspiración de algunos y envidia de muchos otros, tras 50 años el mito rubio no sólo ha conservado su belleza sino que la ha acrecentado con cada diseño. Barbie es el nombre con el que la diseñadora americana bautizó a la efigie en homenaje a su hija, Bárbara.




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